25.4.15

50 años de la guerra civil Dominicana


El sábado 24 de abril de 1965 no fue un día normal. Miles de dominicanos se lanzaron a las calles a recuperar la democracia, libertad y soberanía que habían perdido.

Fueron meses duros, desde abril hasta septiembre se respiraba un ambiente de conflicto entre constitucionalistas y golpistas, sumado a la Intervención Norteamericana ejecutada solo cuatro días después de iniciar la revolución.

El historiador y catedrático José Polanco describe este momento histórico como la más grande gesta heroica convertida en guerra de liberación nacional contra un poder imperial extranjero.

La gesta y la Guerra Restauradora, constituyen, dice, las dos epopeyas más significativas del pueblo dominicano.

“Se demostró que, después de la guerra de Vietnam, fuimos los dominicanos el pueblo que enfrentó con mayor arrojo y decoro al enemigo extranjero encarnado en el imperio norteamericano”, sostiene Polanco.

Hoy se conmemora medio siglo de aquella épica gesta, con sus secuelas de muertes y abusos, así como inestabilidad política, económica y social. Sin embargo, también se rememora la valentía y patriotismo admirables por parte de los criollos que defendieron la nación y su soberanía con arrojo y valentía.

Desde la Redacción: Testimonios de 1965
Relato de Antonio García Baloy, Fotógrafo del Listín Diario desde 1963, quien dio cobertura a la Revolución de Abril de 1965, y fue el primer y único reportero gráfico que captó a través de su lente el cuerpo sin vida del coronel Francisco Caamaño. Cincuenta y dos años después todavía es empleado del decano de la prensa escrita.

“El 24 de abril de 1965 estábamos todos trabajando, a la hora de comer nos fuimos a casa como de costumbre, en ese momento nos llamaron que había un problema militar y que nos reportáramos todos a planta. En ese momento don Rafael Herrera nos advirtió que teníamos que cubrir con mucha cautela, recuerdo como ahora que nos dijo: cuídense pero tenemos que hacer la principal noticia de este evento.

Yo me fui a palacio y nos movimos por toda la capital, el líder Peña Gómez reportaba lo que pasaba por la radio, todo el mundo estaba recogido, a las 7:00 de la noche no había un alma en la calle.

El 25 se movilizó el pueblo. Ahí comenzaron los tiroteos. Yo recuerdo que ese día me cayó un cadáver encima, no sabía que los muertos pesaran tanto.

Continuamos reportando hasta el 27 de abril en el enfrentamiento del puente Duarte. Hasta ese día trabajamos porque no había condiciones para estar en la calle, cada uno se fue a su casa hasta noviembre.

El momento más difícil fue la despedida de Luis Reyes Acosta, un compañero de noticias de aquí que murió en la guerra. Pero la imagen que no olvido es la actitud de Rafael Herrera, él estaba muy preocupado por el país y por su gente. A todos nos pidió de favor que no cayera uno de nosotros. Solo cayó Reyes Acosta y todos sentimos su solidaridad en ese triste momento.

Tiempo después, fui el único fotógrafo que vio caer a Caamaño en la montaña. Eso me marcó, hasta ese día fui fotógrafo.

En esos momentos, uno no piensa en el peligro, sino en la foto. Veía la responsabilidad de informar. No hay nunca miedo cuando uno está en la batalla del trabajo, eso me lo enseñó don Rafael. Él decía que para esto hay que tener valor, y había que demostrarle al país que éramos y somos valientes”.

REFLEXIÓN
Raúl Perez Peña, periodista.
¿En qué ha avanzado el país desde la Guerra de Abril?
“El avance del país desde 1965 es muy relativo. Aunque hemos logrado como pueblo conquistas democráticas, el balance es negativo porque las partidocracias tradicionales han secuestrado el país para su provecho de grupos, familiares y personales. Es muy relativo afirmar que hemos avanzado porque la Constitución de 1963 fue derrocada, con el gobierno de Juan Bosch, lo que significó un grave retroceso institucional”.

¿Valió la pena esa guerra?

 “La guerra valió la pena porque sirve de advertencia a los partidos politiqueros que su dominio del país puede desmoronarse, lo mismo que los demás poderes fácticos en una coyuntura que pudiera aprovechar el pueblo y sus organizaciones sociales”.

¿Fue necesaria? ¿Por qué?
“La Guerra de Abril constituye una advertencia a los actores del robo público y de la impunidad, para que sepan que todos no caben en el avión a la hora de que el pueblo asuma su marcha por un destino de dignidad. No es lo mismo hablar del diablo que verlo llegar”.

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